martes, 15 de septiembre de 2015

Traducción de la canción francesa L'horloge de Les cowboys fringants.

El hombre ordinario fue joven y despreocupado,
libre de los dolores, de los años que pasan,
invulnerable, llevado por el viento
de esa juventud que creía, por desgracia,
duraría eternamente,
como si el tiempo se detuviera, como si descansara.

Fuerte de entusiasmo a sus veinte años,
estaba seguro de dejar su marca,
diferente a la de sus padres:
“Yo, verán, yo voy a dejar mi marca”,
les dijo un poco arrogante
entonces, que tenía la vida delante.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan,
ellas nos capturan, dejando en su despertar
los sueños que no se han realizado,
que se desvanecen como un espejismo,
está en el paso: la realidad.

Es la vida,
es la vida,
es la vida.

Y el martes ajusta su reloj a la hora,
ya que de repente, el tiempo se agota,
si Jadis no fuera cartero,
este último se hace precioso y contado,
y en medio de esta vena buscada,
y se dice que la vida pasa demasiado rápido.

La gran tele, la pequeña visión,
el viaje hacia el sur, a la liberación,
aceptar vivir como un cordero,
seguir a la masa, preparados para la tarea,
a remolcar el tiempo que huye,
y el hombre se da cuenta que ha hecho poco.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan,
ellas nos capturan, dejando en su despertar
los sueños que no se han realizado,
que se desvanecen como un espejismo,
está en el paso: la realidad.

Es la vida,
es la vida,
es la vida.

Después el hombre ordinario, se dice que raspa,
sabe bien que está al lado de la placa,
todas las mañanas el día de la marmota*
y su vida va directo a un callejón sin salida.
¡Cómo le gustaría cambiar el curso!
Tener la audacia de dar media vuelta.

Es el coraje de nuestras decisiones
lo que se vuelve el motor de nuestras acciones,
es él quien nos pone a cruzar el puente,
y la brecha de la resignación,
pero si estamos inmóviles o en movimiento,
una cosa es segura: nada detiene al tiempo.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan,
ellas nos capturan, dejando en su despertar
los sueños que no se han realizado,
que se desvanecen como un espejismo,
está en el paso: la realidad.

Es la vida,
es la vida,
es la vida.

Pero las agujas al fondo del reloj,
toman la medida y nunca se derogan.

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